Una de las cosas que más me divierte en mi trabajo es desarrollar una nueva imagen corporativa, y parte de ese proceso es el diseño de la tarjeta de presentación. Me gusta jugar con texturas y pensar en las proporciones más adecuadas que logren el mejor impacto en la mirada de las personas que la recibirán. Se trata de hacer de la tarjeta, una herramienta útil que te genere relevancia y ofrezca la mejor percepción de ti o de tu empresa.

Es decir, como bien dice la palabra, TARJETA DE PRESENTACIÓN es la carta que te va a representar, tanto en el momento de su entrega como en el momento en que el receptor recoja la tarjeta de su bolsillo y la ordene en su escritorio. En ese espacio de “papel” hay que expresar bien quien eres. Debe transmitir seguridad, creatividad, cercanía, profesionalidad o quien sabe, quizá interese transmitir elegancia. Entonces, ¿no crees que tu tarjeta de presentación debería ser tu mejor carta bajo la manga? No tengas miedo en invertir en ella, porque la sensación que proyectes es vital a la hora de captar un buen cliente.

En la elaboración de una tarjeta hay que tomar en cuenta varias cosas según al target a quien te dirijas.

El papel adecuado, el gramaje, un buen tamaño (de ser posible que pueda caber en una cartera), una de las medidas más comunes es 55mm x 85mm, elegir las tintas a utilizar (CMYK o Pantone), la textura del papel, las proporciones y disposición de los elementos. La aplicación de la imagen corporativa es básico, pero además hay que tener en cuenta que mensaje más adecuado y que datos dejar. Ojo, no hay nada peor que una tarjeta sobrecargada de información.

Para que te hagas una idea, cuando vamos a unos de esos networking donde podemos llegar a recolectar más de 30 tarjetas de presentación... ¿Con cual te quedarías? ¿De cual te acordarás más? obvio que con la más original o la que tenga más gracia ¿no? Pues la tuya debería estar entre las más impactantes, porque de esa manera te aseguras que se acuerden de ti y haya más probabilidades de que retengan lo conversado.

Imagínate este caso, en plena conferencia conoces a alguien que le puede interesar tu proyecto, no quedarías muy profesional si tienes que anotar tu mail en una servilleta o papel ¿verdad? Y si vamos un poco más allá...  imagínate de nuevo que esta misma persona conoce a otra que pueda estar buscando a un perfil como el tuyo para el desarrollo de un proyecto. En este caso deberías entregar más de una tarjeta de presentación para que éste pueda hacerla llegar a la tercera persona.

El tema es que tus tarjetas son de muchísima importancia y más en el mundo de los negocios, es la primera ventana donde das a conocer tu empresa. La tarjeta debe ser diseñada de tal forma que el receptor se acuerde de ella, no solo en el momento de la despedida, sino cuando éste llegue a su oficina y organice sus tarjetas, y entre todas la que más resalte sea la tuya y se acuerden de ti.

No exagero, nosotros hemos captado clientes potenciales porque se han acordado de nuestras tarjetas anaranjadas Pantone 021 😉

Un consejo, cuando recibas una tarjeta de presentación no la guardes enseguida, ten el gesto de leer como mínimo el nombre. Si no, podrías llegar a dar la impresión de que no te interesa.

Fins ara!