Vivimos en un mundo hiperconectado y eso tiene muchas ventajas, como acceso a productos, servicios y conocimientos que hace unos años nos hubiera sido casi imposibles de alcanzar. Sin embargo, también tiene muchísimos inconvenientes, algunos de los cuales tienen consecuencias preocupantes en el mundo del diseño. Por eso hoy, quiero hablaros de la ética en el diseño de la experiencia de usuario.

El mundo hiperconectado implica que podemos alcanzar a una parte muy importante de la población mundial independientemente de dónde estemos nosotros y de dónde estén ellos. Hoy una zapatería de Móstoles pude venderle unas chanclas a un tipo de Vladivostok. Sin embargo, eso implica que una zapatería de Vladivostok también puede vender a alguien de Móstoles. La competencia se ha multiplicado y la lucha por el click y por el cliente es feroz.

Además, ahora tenemos acceso a una cantidad enorme de datos de nuestros compradores: sus hábitos, sus gustos, sus datos personales... es incluso posible saber qué porcentaje de batería les queda en el móvil en cada momento. Eso ha posibilitado la aparición de algunas prácticas abusivas y poco éticas, como se ha demostrado con algunos escándalos como el de Facebook y Cambridge Analytica.

La ética en el diseño de experiencia de usuario debe ser el centro de nuestro trabajo

La tecnología cada vez invade más aspectos de la vida cotidiana, y ya hay incluso neveras inteligentes que nos hacen algo tan simple como la lista de la compra. Esto implica que el diseño puede llegar a tener un impacto enorme en cada vez más decisiones, decisiones que pueden ahora ser guiados de forma sutil a través del diseño de la interfaz en una pantalla.

Los diseñadores tienen que hacer frente a muchas presiones, cada vez más, presiones tanto del tipo económicas como de fechas límite que les puede empujar a tomar ciertos atajos. Sin embargo, esto se debe evitar. ¿Cómo? Teniendo siempre al usuario en el centro de nuestro trabajo, pensando en sus intereses, necesidades y deseos, no en los nuestros o en los de la empresa.

Promocionar una actitud positiva

Con la tecnología teniendo cada vez más poder sobre nosotros, es fácil pensar que esto nos lleva a un futuro oscuro, no hace falta mas que ver Black Mirror y el éxito que ha tenido para comprobar que hay mucha gente que tiene ese miedo. Sin embargo, la tecnología puede y debe ser una fuerza positiva en el desarrollo de la humanidad.

La tecnología nos permite hacer cosas que antes eran imposibles, y en eso se debe centrar el diseño: en hacer la vida más fácil, en lograr que todo sea más accesible y sencillo. No en llamar la atención para lograr un nuevo cliente con trucos sucios. Se deben ofrecer opciones transparentes y respetar el tiempo de los usuarios.

Analizar nuestras acciones

El ritmo de trabajo y de la vida y las presiones antes mencionadas puede hacer que perdamos ocasionalmente la perspectiva de lo que estamos haciendo. De vez en cuando debemos parar y analizar nuestro trabajo. ¿Nuestro producto está sacando provecho de las vulnerabilidades humanas? ¿aprovechamos emociones como el estrés o el enfado? ¿sacamos demasiado provecho de estar permanentemente disponibles?

Nosotros mismos lo hemos hablado varias veces, "hay que conocer los puntos de dolor de tu público objetivo para ofrecerles lo que necesita". Pero ojo, tampoco abusemos de ello. Seamos conscientes del impacto que estamos dando.

Tener una conversación abierta sobre el impacto de nuestro diseño en los usuarios y sobre cómo no abusar de nuestra posición es una de las pocas formas que tenemos de asegurarnos que seguimos en el camino correcto.

Espero que esta sencilla reflexión os haya servido para tener una idea de cómo manteneros en el "camino correcto" y no caer en la tentación del lado oscuro...

¡Hasta la próxima!